Saturday, November 23, 2013

Lincoln Lanza su Mirada al Sur de la Frontera

Por Patrick J. Kelly. New York Times/Traducido por Tomás Guerra
En julio de 1863, solo semanas después de las victorias gemelas de Gettysburg y Vicksburg, Abraham Lincoln viró su atención a las tierras fronterizas Texanas del Valle del Río Grande. El 31 de julio el Presidente le escribió a Francis P. Blair Sr., uno de sus más poderosos partidarios: "Ayer comenzé a tratar de preparar una expedición para Texas. Haré lo mejor que pueda". Ya para el mes de noviembre, 6,000 tropas de la Unión habían llegado al sur de Texas.

¿Por qué llamó esta remota región de la Confederación la atención del presidente americano? La Guerra Civil no era el único conflicto que estaba en la mente de Lincoln. Ocupado en una desesperada batalla por unión, la administración no había podido parar el despliegue de tropas francesas por el Emperador Napoleón III en México a principios de 1862. El líder francés invadió México como parte de su "Gran Plán" para reemplazar al democráticamente electo gobierno de Benito Juárez con un monarca europeo, el Archiduque Maximiliano de Austria. Maximiliano solo era un títere en este complejo juego de Napoleón: Al usar su ejército para colocar al austriaco en el Trono de Nopal, Napoleón III buscaba contener la creciente influencia americana en el hemisferio occidental, y restorar una fuerte presencia francesa en Norte América.


Pero el emperador se llevó una sorpresa. La mayoría de los mexicanos se mantuvieron leales a su líder constitucional, Juárez, y rechazaron la idea de una monarquía apoyada por Francia en la Ciudad de México. El ejército de Juarez mostró una dura e inesperada resistencia a los invasores, más notablemente cuando pararon el avanze francés en la ciudad de Puebla, el día 5 de mayo de 1862 (el evento celebrado el Cinco de Mayo actualmente). Esa derrota retrasó la captura francesa de la Ciudad de México por todo un año. No fué hasta el 7 de junio de 1863, un mes antes de la Batalla de Gettysburg y la caída de Vicksburg, que los franceses entraron a la capital mexicana y forzaron a la administración de Juárez al exilio. En junio de 1864, Maximiliano, quien seguía los eventos desde su castillo de cuento de hadas cerca de Trieste, llegó a la Ciudad de México a ser coronado emperador de México.

La coronación de Maximiliano alarmó a demócratas por todo el mundo. Para esos en la comunidad internacional que concordaban con Abraham Lincoln en que la mejor forma de gobierno es uno "de la gente, por la gente, y para la gente", la intervención francesa en México marcó una expansión en el Nuevo Mundo de una contra-revolución en contra de las instituciones republicans que se habían originado con la derrota en 1848 de las revueltas democráticas, la decada anterior.

Oficiales de la Confederación miraban las cosas de otra manera. Ellos esperaban usar la situación en México para persuadir al emperador francés a que le diera reconocimiento diplomático a la Confederación. En Texas, el estado confederado que colinda con México, los oficiales fueron explícitos en su apoyo a Napoleón III. En octubre de 1863, John Bankhead Magruder, comandante de las fuerzas confederadas en Texas, pidió a su enviado en París que compartiera con el gobierno de Napoleón III que "los sentimientos... de todos los estados confederados son amigables hacia Francia, y que la ocupación de México les ha dado la más grande satisfacción a todos".

Napoleón se reusó a reconocer a la Confederación, pero sí estaba agradecido por su consentimiento del plan mexicano. En 1863, el personalmente aprobó el transbordo de 20,000 rifles "enfield" y otras municiones a través de la frontera de México hacia Texas. Este material de guerra que entró a Texas desde un México ocupado por los franceses jugó un papel crucial en la habilidad del "Lone Star State"(estado de la estrella solitaria) para defenderse después de que la caída de Vicksburg en julio de 1863 aisló a los estados al oeste del Río Mississippi del resto de la Confederación.

Abraham Lincoln tomó la complicidad de la Confederación con la imposición de una monarquía apoyada por Europa con mucha aprensión. Después de las victorias de Gettysburg y Vicksburg en Julio de 1863, el presidente se sentía lo suficientemente confidente sobre el progreso del intento de las fuerzas de la Unión para restorar la autoridad federal en la región donde los confederados y los oficiales franceses trabajaban de la manera más conjunta, la zona de contacto entre el sur de Texas y el noreste de México.

A pricipios de Agosto Lincoln escribió una carta a Nathaniel Banks, el comandante de la Union en Nuevo Orleans. "Eventos recientes en México", dijo, "prestan acción temprana en Texas ahora más que nunca". El General Mayor, Ulysses S. Grant, esperaba continuar con Mobile, Ala., después de su captura de Vicksburg. El 9 de agosto, Lincoln escribió a Grant que la captura de Mobile "también me parecere tentadora, si no fuera por los recientes eventos en México, y estoy muy impresionado con la importancia de reestablecer la autoridad nacional en el occidente de Texas tan pronto como sea posible". (Para Lincoln, el "occidente de Texas" significaba las tierras fronterizas del Río Grande). Prestando atención a la solicitud de Lincoln, 6,000 tropas del décimo-tercer cuerpo del ejército de la Unión llegaron cerca de la boca del Río Grande en noviembre de 1863, y pronto la bandera americana volaba sobre Brownsville una vez más.

Principalmente a causa de un liderazgo inepto, la invasión de la Unión a Texas fué un desastre. Ya para el verano de 1864 tropas de la Unión a lo largo del Río Grande - las cuales incluían un buen número de soldados afroamericanos, muchos de ellos ex-esclavos - retrocedieron de tierra firme a la Isla del Padre. La enorme circulación de mercancía militar y de consumo entre Texas y un México imperial continuó sin interrupción durante el último año de la guerra.

La restoración de la autoridad americana a lo largo del lado texano del Río Grande después de la derrota de la Confederación en 1865 revirtió la situación estratégica que favorecía a Napoleón III durante la Guerra Civil. Grant estaba profundamente en contra del esfuerzo frances de imponer un monarca a la gente de México. Después de la victoria de la Unión él estaba determinado a usar al ejército de la Unión para ayudar a las fuerzas republicanas de Benito Juárez a recobrar el control de México.

Inmediatamente después de que se rindiera Robert E. Lee en la Corte Appomattox, Grant desplegó 25,000 tropas estadunidenses bajo el comando del General Mayor Philip Sheridan en el sur de Texas. Asignado la tarea de intimidar a las fuerzas imperiales en el noreste de México, Sheridan suplió a las tropas de Juárez con decenas de miles de rifles y pistolas extras que tenían. Estas armas, escribió Sheridan después, "las dejamos en lugares convenientes en nuestro lado del río para que ellos las tomaran". Ya para el verano de 1866, el bien armado y agresivo ejército liberal sacó al ejercito imperial frances de Matamoros. Durante el siguiente año la situación militar de Maximiliano se desmoronó. En mayo de 1867, las tropas de Juarez capturaron a Maximiliano, y el 19 de junio de 1867 fué ejecutado sobre la ladera de un cerro afuera de la Ciudad de Querétaro.

La muerte de Maximiliano, combinada con la caída de la Confederación, marcaron la decadencia de la ola anti-democrática que empezó en Europa en 1848 y llegó a Norteamérica en los 1860s. Una victoria de la alianza francesa-confederada —una asociación que fue más exitosa en la zona de contacto a lo largo de la frontera de Texas con México— hubiera sido profundamente siniestra para el desarrollo de gobiernos republicanos alrededor del mundo. La desmantelación de la Unión hubiera mermado fatalmente al experimento republicano de los Estados Unidos, un país que continua siendo un modelo democrático para gran parte del  mundo.

Una victoria de la Confederación hubiera servido como amortiguador en contra de una intervención americana en un México ocupado por los franceses, y un aliado importante en los esfuerzos de Napoleón III de restorar una monarquía anti-democrática en tierras Norteaméricanas. Al ordenar la muerte del príncipe Austriaco, Juárez anunció al mundo que, aún cual imperfecto sea, a partir de esa hora un gobierno republicano reinaría supremo en las naciones localizadas en ambos lados del Río Grande. - - -

Patrick J. Kelly es un profesor asociado de historia en la Universidad de Texas en San Antonio, y el autor de "Creando una Casa Nacional: Cultura, Políticas y la Construcción del Estado del Beneficio a Veteranos, 1865-1900".

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